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Dr. Luis E Gomez-Quiroz

Una hepatitis inusual en niños




En octubre del 2021 surgió en medios una noticia que daba a conocer una serie de casos de una hepatitis aguda inusual en niños en Reino Unido. Para mediados de abril del 2022 se tenían ya contabilizados más de 70 casos, y para el 3 de mayo el número subió a 163 en esta nación. La Organización Mundial de la Salud (OMS), reportaba más de 300 casos en al menos 20 países incluyendo Canadá, Japón, Irlanda, Argentina y Estados Unidos.


Solo en el estado de Alabama, las autoridades sanitarias reportaban 9 casos entre octubre del 2021 y febrero del 2022. Todos los pacientes eran menores a 10 años con una presentación clínica severa. Si bien ninguno de estos pacientes falleció, dos de ellos requirieron trasplante hepático.


Para la primera semana de mayo del 2022 el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingles) de Estados Unidos reportaba un estudio de 109 casos en 25 Estados, el 90% de los pacientes requirieron hospitalización, 14% recibieron un trasplante de hígado.


La hepatitis es una inflamación del hígado. Puede ser causada por varias condiciones, incluyendo el consumo elevado de alcohol, drogas, o medicamentos, pero también es frecuente las infecciones por virus hepatotrópicos como los virus de la hepatitis A, B, C, D o E, siendo la hepatitis por virus A la más frecuente y con una evolución prácticamente sin mayores problemas, mientras que aquellas causadas por los virus B o C están asociadas a cirrosis y cáncer.


Lo que más intriga a los investigadores y médicos es que en esta hepatitis aguda inusual en niños no se encuentran estos virus comunes (No A-E). La enfermedad tiene una evolución rápida y el 10% de los pacientes presentan un cuadro con complicaciones que han requerido el trasplante del órgano; algunos pacientes han muerto.


Se sospecha fuertemente que el agente etiológico o causal de esta hepatitis es un adenovirus (virus de ADN de cadena doble), la OMS reporta, por estudios moleculares, la presencia de adenovirus en varias de las muestras de los pacientes; particularmente el adenovirus tipo 41, un virus frecuentemente encontrado en niños, pero más bien asociados a problemas respiratorios y trastornos gastrointestinales graves que pueden ocasionar la muerte por diarreas agudas.

En los 9 casos de Alabama todos fueron positivos para adenovirus, la mayoría para el tipo 41. Igualmente se han encontrado el virus SARS-CoV-2 y co-infecciones.


A la OMS le resulta igualmente intrigante que este adenovirus tipo 41 no había sido asociado con presentaciones clínicas como las reportadas, además de que estas infecciones se suelen auto-limitar.


Los síntomas no varían mucho de otras hepatitis: inflamación del hígado, una elevación en las pruebas de función hepáticas (AST, ALT) por arriba de las 500 UI/L, ictericia (piel y ojos amarillos), además de vómito, dolor abdominal y diarrea.


Aún falta mucho por conocer, la investigación científica básica, clínica y epidemiológica debe ser iniciada y priorizada. El agenta etiológico, no está aún identificado plenamente, como se ha dicho, se sospecha del adenovirus, pero los datos no son aún concluyentes.


Las preguntas desde la ciencia están ya sobre la mesa: ¿cuál es el agente causal? ¿cuál es el tratamiento ideal? ¿cómo se puede prevenir? ¿qué comorbilidades pueden agravar la enfermedad? Llama la atención la co-infección con el SARS-CoV-2, que mientras no se identifique como parte del problema, se debe apurar la vacunación de niños contra el virus causante del COVID-19.


Si algo hemos comprobado con el COVID-19 es que las comorbilidades juegan un rol mucho mas relevante de lo que pensábamos. ¿Cuáles son las otras enfermedades que pueden favorecer un cuadro grave de la hepatitis?


Como debe ser con estos problemas epidémicos, el gobierno a través de la secretaria de salud debe tomar control de ello, pero, una vez más por lo aprendido en el COVID-19, se debe tomar en cuenta a los expertos en las Instituciones de Educación Superior y en los Institutos Nacionales de Salud. Esperemos que hayan aprendido.


Por lo pronto las medidas a tomar son las ya conocidas en las hepatitis en niños. El contagio se da por contaminación con heces fecales, donde se ha identificado el virus, por lo que la higiene es fundamental para su prevención, lavado de manos antes de comer y después de ir al baño, con suficiente agua y jabón, alimentos bien lavados y cocidos; consumo de agua potable o hervida.

Ante cualquier síntoma se debe consultar de inmediato al médico, idealmente al pediatra, los casos se han observado en niños desde un mes hasta los 16 años. No se han reportado casos en adultos.

Enfrentemos pues estos problemas desde la luz de la ciencia, sin ataduras políticas o ideológicas.


Dr. Luis E. Gómez Quiroz

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